Aspergillus fumigatus

Aspergillus fumigatus es un hongo filamentoso hialino ubicuo, que presenta conidióforos cortos y redondos o conidios seudoesféricos (2-3 micras de diámetro). Se encuentra en todo el mundo y crece en casi cualquier sustrato (suelo, agua, alimentos). La inhalación de las conidias puede conducir a diversas enfermedades, desde el asma en sujetos atópicos a las infecciones invasivas en pacientes inmunocomprometidos.

Características clínicas: El género Aspergillus está constituido por mohos (hongos multicelulares) filamentosos tabicados hialinos que por lo general se ramifican en dicotomía (por lo general, en angulo agudo). La mayoría se reproduce asexualmente, formando cabezas aspergilares (conidióforos), con producción de gran número de conidios.

Este género incluye más de 180 especies distribuidas en 18 grupos. Aspergillus fumigatus, A. flavus, A. niger y A. terreus son los agentes más frecuentes de la aspergilosis.

A. fumigatus es la especie más patógena y la más frecuentemente aislada en los cuadros invasivos. Están presentes en el suelo, aire, agua, alimentos, plantas y materia orgánica en descomposición. En las casas se encuentran en el polvo y los alimentos. Su desarrollo se ve favorecido por la  humedad y las temperaturas elevadas (termófilos). No forman parte de la flora normal. 

Las personas inmunocompetentes, pese a estar expuestas de forma habitual al microorganismo en su vida diaria, desarrollan enfermedad invasiva de manera excepcional. Poseen gran resistencia frente a los conidios de aspergillus gracias al aclaramiento ciliar y a los macrófagos alveolares. La personas inmunocomprometidas, neutropenicos severos, aquellas que usan corticoides u algún tratamiento inmunosupresor y los trasplantados tienen un alto riesgo de padecer aspergilosis invasiva. Con menor frecuencia, la forma invasiva aparece en personas con enfermedad granulomatosa cronica, SIDA y otros síndromes de inmunodeficiencia hereditarios.

Los corticoides tienen un importante papel como facilitador de la infección por Aspergillus al disminuir su destrucción (oxidativa) por los macrófagos pulmonares, aumentar su velocidad de crecimiento (35 %) y su síntesis celular (150 %).

Diagnóstico: El diagnóstico de este patógeno se puede realizar mediante examen directo (muestras o microscopía), cultivo, intradermorreacción, técnicas serológicas, controles de PCR, radiografías y TAC.

Tratamiento: El voriconazol es actualmente el tratamiento más aplicado para la aspergilosis invasiva. Hay otros medicamentos que pueden usarse para tratar la aspergilosis invasiva en pacientes que no pueden tomar voriconazol o que no han respondido al mismo. Estos incluyen formulaciones de itraconazol, anfotericina lipídica, caspofungina, micafungina y posaconazol. Siempre que sea posible, la medicación inmunosupresora debe ser suspendida o disminuida.

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